La palabra “Torah”, traducida en el Nuevo Pacto como “Ley”, significa "Instrucción" y es la instrucción de Dios para su pueblo. Yeshúa no vino a abolir ni a poner fin a la Torah ni a los escritos de los profetas, sino a cumplirlos (Mateo 5:17-19, 7:21-23, 15:3 y 19:17; Lucas 10:25-28; Romanos 13:8-10) y es autor de eterna salvación para quienes le obedecen (Hebreos 5:9). Él es el modelo de vida para todo creyente (Mateo 10:25; 1ª Corintios 11:1; Efesios 5:1; 1 Tesalonicenses 1:6).
La Torah contiene el Antiguo Pacto, pero éste no es la Torah sino parte de ella. Pablo en
Gálatas 3:11 refiere como Ley o Torah al pasaje que cita de Habacuc 2:4. El Nuevo Pacto amplía la comprensión del Pacto Mosaico al darle su correcto entendimiento (Lucas 24:27; Juan 5:39; Hechos 18:28; 2ª Corintios 3:14), no contradice, ni añade o quita a la Torah (Deuteronomio 4:2) sino que desarrolla, explica y revela los misterios que fueron dados una vez para siempre (Juan 5:46-47). El hijo de Dios muestra su amor a su Dios y Salvador haciendo suyos sus mandamientos y poniéndolos en práctica (Juan 14:15, 21-24; Juan 15:10; 1ª Juan 2:3-7; 1ª Juan 3:22; 1ª Juan 5:3; 2ª Juan 1:6; Apocalipsis 12:17; Apocalipsis 14:12). La voluntad de Dios expresada en su Torah es para todo creyente siempre que le sea aplicable. Dios promete colocar su Torah en el corazón del creyente (Jeremías 31:31-33, 32:40; Ezequiel 11:19-20; Hebreos 8:10, 10:16-17) y hacer que éste ande según sus estatutos y preceptos (Ezequiel 36:26-27).
La Torah produce libertad (Salmo 119:44-45; Santiago 1:25), gozo (Salmo 19:8, 119:47), convierte el alma (Salmo 19:7), produce fruto (Salmo 1:2-3), trae bendición (Deuteronomio 28:1-14), da sabiduría e inteligencia (Deuteronomio 4:6-8) y produce deleite (Salmo 119:70).
La Torah es perfecta (Salmo 19:7), pura (Salmo 19:8), es verdad (Salmo 119:142), es la herencia de la congregación de Jacob (Deuteronomio 33:4), es justicia, misericordia y fe (Mateo 23:23), es santa y el mandamiento es santo, justo y bueno (Romanos 7:12), hay maravillas en la Torah (Salmo 119:18).
La instrucción de Yahweh contiene normas de vida para el ser humano a fin de que éste sea su especial posesión y viva apartado de las costumbres de los demás pueblos de la tierra (Éxodo 33:16, Levítico 20:26), prolongue sus días y sea prosperado en todo lo que haga (Deuteronomio 5:16, 6:2, 17:20, 32:47; Josué 1:7-8; 1ª Reyes 2:3).
La palabra de Dios define al pecado como una transgresión a la Torah (Romanos 3:20, 5:13, 7:7; 1ª Corintios 15:56; Santiago 2:9; 1ª Juan 3:4), es por esta razón que no creer que Yeshúa es el Mesías es pecado (Juan 16:9), porque toda la Torah habla de Él (Juan 5:46-47).
La Torah del Mesías (Gálatas 6:2) no es otra Torah diferente a la Torah de Yahweh (Éxodo 13:9; Esdras 7:10; Nehemías 9:3; Salmo 1:2, 19:7, 119:1; Isaías 30:9; Jeremías 8:8).